Pequeñas putadas de ser corredor. Capítulo 1


Reacción al saber que tenía "pie de atleta"
Siempre hablamos o leemos artículos, hasta los telediarios nos cuentan de lo saludable del correr: mantiene en forma, mejora la circulación, disminuye el riesgo de ciertas enfermedades, genera endorfinas, disminuye el estrees y mejora la salud emocional, ayuda a fortalecer los huesos, correr en grupo fomenta la sociabilidad, etc.

Bien, eso está muy bien, pero estos rollos comerciales no cuadran con la realidad. Los que entrenamos durante todo el año, y venimos haciéndolo desde hace lustros hemos aprendido que en realidad correr asiduamente, como otras muchas prácticas deportivas, es una putada.

Y es que por ejemplo, en cuanto al cuidado de pies, tanto en invierno como en verano hay que andarse con ojo. En verano sudamos más y el uso de calzado poco ventilado, no airear las zapatillas después del entreno, produce bacterias. Si además no secamos bien los pies después de la ducha y somos tan guarros que repetimos sesiones de entreno con los mismos calcetines, lo más probable es que contraigamos la llamada enfermedad de "pie de atleta".

Y no creáis que esto pasa solo en verano. En invierno, después de un entreno en día de lluvia tendriamos que secar la zapatilla para el día siguiente. Podemos conseguirlo metiendo papel de periódico que se encargará de absorver la humedad, y tendremos las zapatillas listas para el día siguiente. También importante va a ser secarse los pies y cambiar calcetines después de mojarse.

Como hemos tocado el tema pies, os dejo un recordatorio de algo que ya publiqué aquí hace tiempo: Una para pies.

Hasta aquí la primera entrega de Pequeñas putadas de ser corredor. Pronto, una segunda de muchas más.

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